Soya: una solución alternativa y sostenible para la acuicultura

La soya es una planta nativa de Asia de la familia de las fabáceas, es decir esta emparentada con especies como el frijol, el chícharo o las judías y es también una oleaginosa, éstas son plantas que producen semillas ricas en aceite.

¿Porque es tan popular la soya?

La soya se cultivado en Asia desde hace más de 5,500 años, sin embargo, en las últimas décadas se ha convertido en una de las plantas más cultivadas en todo el mundo debido a varios factores, principalmente a que es un cultivo de muy bajo costo, de rápido crecimiento y a que su semilla posee una gran cantidad de proteínas alto valor biológico y grasas poliinsaturadas. Es común escuchar que las plantas en general tienen una baja cantidad de proteínas, lo cual es en parte cierto, aunque es más preciso mencionar que las plantas no son deficientes en este tipo de compuestos, lo que sucede es que la mayoría de las proteínas en las plantas son diferentes a las proteínas animales, tienen una estructura que las hace más difíciles de digerir, aunque algunas especies de plantas naturalmente poseen proteínas similares a las de tipo animal como ocurre con las habas, los chícharos, los frijoles y si adivinaste la soya.

De hecho, entre todas esas especies la soya es la que contiene las proteínas de mayor calidad y es por eso, que en los últimos años esta planta se volvió tan popular. Personas que deseaban mantener una dieta vegetariana voltearon la mirada hacia esta planta con la finalidad de cubrir sus requisitos mínimos de proteína.

Pero también llamó la atención de la industria que desde hace años la aprovecha para la obtención de aceite y lecitina, así como derivados proteicos a escala industrial. Los dos primeros son ampliamente utilizados en la fabricación de alimentos de consumo humano y piensos para animales, la industria cosmética e incluso la farmacéutica mientras que los derivados proteicos se utilizan principalmente en la formulación de piensos para el ganado y acuicultura. Además, la planta se puede utilizar como forraje para el ganado.

La soya y la acuicultura.

La cría de cualquier organismo implica cubrir cierta demanda mínima de proteína para que estos puedan crecer y que además lo hagan en el tiempo adecuado para asegurar la rentabilidad de las granjas. Algunas especies acuícolas toleran y se desarrollan bien con las proteínas vegetales, como por ejemplo la tilapia, mientras que otras como el huachinango o los camarones no sólo no crecen cuando se les alimenta con proteína vegetal, sino que pueden incluso morir debido a la inflamación y a trastornos que les causa la proteína vegetal ya que no están adaptados a este tipo de alimentación.

Estas especies necesitan por lo tanto proteína animal, la cual generalmente proviene de la pesca de sardina y otros peces pelágicos menores. La sardina es un pescado muy rico también en aceites y proteínas. Una parte de los desembarcos de sardina se destinan al consumo humano, pero otra parte se destina a la fabricación de harinas, aceites, hidrolizados y concentrados proteicos de pescado que posteriormente se utilizan en los piensos para animales de compañía, ganado y si también para algunos animales de acuicultura.

La soya se introdujo como una alternativa a la harina de pescado en la acuicultura, pero, ¿Cuáles son las ventajas de utilizar soya en vez de proteínas animales?

El gran reto en la acuicultura es que este sector está creciendo a un ritmo muy acelerado, de hecho, es el sector en la producción de alimentos con la tasa de crecimiento más elevada. Hace unos años en el mundo se pescaba más de lo que se cultivaba, sin embargo, ahora mientras las cifras de la producción acuícola muestran un claro ascenso, las cifras de pesca se han mantenido relativamente estables desde hace 10 años aproximadamente. Es claro que el crecimiento de la acuicultura se debe en parte a una mayor demanda y a un cambio en las preferencias del consumidor, pero también es cierto que se debe a una población en crecimiento. Se estima que para el año 2050 la población mundial aumente a más de 9 billones de personas las cuales ejercerán mayor presión en la cadena de suministro de alimentos. La pesca como fuente de proteínas para la población en crecimiento y para la producción animal no es sostenible en el largo plazo ya que no existe ninguna población de peces que pueda ser explotada a ese nivel sin agotarse.

A pesar de que en México la pesca de pelágicos menores está certificada bajo el estándar MSC (Consejo de Administración Pesquera por sus siglas en inglés), que es el esquema más riguroso a nivel mundial en términos de sostenibilidad pesquera, es necesario cambiar a fuente alternativas de proteína y el uso de soya en las dietas proporciona una solución que además es sostenible para la acuicultura.

La soya es la alternativa ambientalmente racional para la creciente demanda de productos del mar nutritivos y es fundamental para la acuicultura porque es un producto comercializado internacionalmente que está disponible todo el año. Actualmente la gran mayoría de las dietas comerciales acuícolas contienen 25 a 30% de soya como parte de su formulación y hay una amplia variedad de formas en las que la soya se puede incorporar a las dietas acuícolas, por ejemplo, harina de soya, aceite de soya, concentrado de proteína de soya, harina de soya entera, soya fermentada, lecitina de soya, cascarilla de soya y aislado de soya, entre otros.

No obstante, una de las mayores críticas que ha recibido la industria de la soya es el tema del cambio de uso de suelo. Grandes productores como Brasil y Argentina han destinado parte de sus bosques y selvas al cultivo de este grano lo cual ha provocado una fuerte deforestación, lo cual sumado al tema del transporte puede ocasionar variaciones en los indicadores de la huella de carbono.

Es importante mencionar que existen grandes productores como Estados Unidos que debido a su cercanía con nuestro país y a sus políticas de conservación de uso de suelo tienen una de las huellas de carbono más bajas a nivel mundial.

De acuerdo con el Consejo de Exportación de la Soya de Estados Unidos los productores estadounidenses se están comprometidos para disminuir en 10% sus emisiones de gas de efecto invernadero, 10% su impacto en el uso de suelo, reducir la erosión del suelo en 25% y mejorar su eficiencia energética en 10%, todo para el 2025.